Este próximo 17 de mayo es el Día internacional de la hipertensión arterial y es una oportunidad para conocer esta afectación en nuestras mascotas.
La hipertensión o tensión arterial alta es una patología frecuente en los animales de compañía. Para los perros es consecuencia de otra enfermedad como la diabetes o el hipertiroidismo. Los perros mayores, obesos y con una afectación endocrina son los mejores candidatos para padecer tensión arterial alta.
En el gato, la hipertensión puede ser una afección primaria, o estar causada por diversas enfermedades, lo que se denomina hipertensión secundaria. Entre las causas más comunes, destacan la insuficiencia renal crónica o trastornos endocrinos como la diabetes o el hipotiroidismo.
Entre las consecuencias de la hipertensión, se destacan que ante un aumento moderado de la tensión arterial el animal no suele mostrar signos clínicos atribuidos a la hipertensión, pero si el aumento es alto y se mantiene en el tiempo, los principales órganos afectados son: ojos, corazón, cerebro y riñones.
En cuanto a su prevalencia, la hipertensión canina afecta al 10% de los perros de edad avanzada. No depende de factores genéticos, pero otros aspectos, como el sobrepeso, sí pueden influir en que un animal la padezca.
El perro puede padecer hipertensión si tiene síntomas como ceguera o desprendimiento de retina. Pero el estado anímico también es un indicador. En caso de detectar que el perro está más inquieto y nervioso de lo habitual, o bien sufre convulsiones, es posible que padezca hipertensión. Entonces será preciso acudir a un experto con urgencia.